Como ya hemos comentado en este blog anteriormente, el mundo de los casinos puede ser fruto de infinidad de alegrías y de momentos para el recuerdo, pero no hay que olvidar la cara oscura que también afecta a los jugadores. Hay elementos clave a tener en cuenta como la responsabilidad o el autocontrol y no se puede mirar hacia otro lado cuando flaquean, porque todos los días suceden desgracias a la vez que se dan noticias de botes millonarios.
Este es un ejemplo que ocurrió en el mítico Caesars Windsor, cuando un hombre se vio desbordado por grandes apuestas y acabó demandando a la organización. Todo comenzó cuando Tarwinder Shokar decidió tirarse delante de un camión tras haber apostado todo lo que tenía entre distintas salas de juego, para dar carpetazo a todos sus problemas.
El hombre alegó que el último salón de juegos, el Caesars Windsor, debería haber sabido que se trataba de un jugador problemático, por lo que exigió que se le devolviera todo su dinero, entre otras peticiones. Después de que aquel atentado contra su propia vida fracasase, el señor Shokar quedó con graves secuelas y recibió una suma considerable de dinero por parte del seguro. Su reacción, sin embargo, fue probar suerte una vez más a su juego favorito: la ruleta.
El Caesars tuvo la mala suerte (o mala gestión) de ser uno de los pocos establecimientos que no había prohibido la entrada al ludópata. La suma perdida debió de ascender hasta los 342.000 dólares y Shokar está empeñado en recuperarlos a base de procedimientos legales.
Además de al Caesars Windsor, también ha denunciado a la Corporación de Lotería y Juego de Ontario, responsable de supervisar las operaciones de los casinos y lotería del lugar. Además de la cantidad perdida, Tarwinder quiere añadir medio millón de dólares bajo el concepto de daños y perjuicios. Su abogado insiste en que el señor Shokar padece de una adicción compulsiva al juego con antecedentes y los organismos reguladores del juego deberían ser conocedores de ello.
El desarrollo de los hechos
Esta situación se dio hace varios años, pero no ha sido hasta el otoño pasado cuando el caso no se trasladó hasta los tribunales de Windsor. Entre las características de Shokar, se le alega alcoholismo y la condición de jugador compulsivo y al haber sido vetado en distintos casinos, el conocimiento de su caso debería haber sido registrado por el Caesars.
Tras haber sufrido el accidente, se presentó en el casino con un cheque de 55.000 dólares y recibió un trato exquisito como invitado VIP de élite. Entonces comenzó a jugar a la ruleta con una inversión inicial de un cuarto de millón de dólares en fichas. Los siguientes tres movimientos de su cuenta fueron en un cuarto de hora aproximadamente y restaron otros 25.000 dólares.
A pesar de tener plaza en el hotel del Caesars, el jugador se fue en taxi hasta su casa de Toronto, pero a la mañana siguiente estaba de vuelta para ascender sus pérdidas hasta los 92.000 dólares derrochados.
Así continuó durante los siguientes días. Shokar siguió presentando cheques bancarios de cantidades que superaban los cuatro ceros. Debido a ello, él y su abogado están seguros de que aquel casino hizo todo lo posible para que Shokar perdiera la mayor cantidad de dinero posible.
Todos los hechos y acusaciones fueron redactadas en el escrito de la demanda y presentados ante el tribunal.
Los demandados, por su parte, sostienen que el jugador es el responsable total y único de haber apostado su dinero y haber perdido. Creen que él eligió la cantidad de cada una de sus apuestas y los abogados del bufete procuraron que el tribunal desestimase aquella acción judicial. También defienden que la ley no ampara este tipo de pérdidas de dinero y no podrá recuperarlo.
Sostienen que, si es un jugador problemático, fue negligente por su parte haber acudido al Caesars Windsor en primer lugar.
Por otro lado, la parte demandante también le achacó al casino haber pecado de mala conducta al ofrecer a Shokar exceso de alcohol y la fomentación posterior del juego. Además, alega que la situación del jugador no era mentalmente competente debido al entumecimiento provocado por el alcohol y sus problemas de ludopatía.
Por último, cabe destacar la importancia del Caesars Windsor para su ciudad anfitriona. Existe cierto interés por parte de la comunidad local en esta acción. El casino supone uno de los principales proveedores de empleo de la región, empleando a más de 2.500 personas y ha contribuido con 15 millones de dólares en proyectos comunitarios. Sumado a ello, los empleados del casino han invertido más de 100.000 horas de trabajo no remunerado a aquella comunidad.